Te extrañé en el
desayuno,
en la calle y de
regreso,
y cuando olvido
aquel beso,
aquel, que como él,
ninguno.
Me queda este
inoportuno
espacio al que le
confieso,
que echo de menos tu
peso
y ese rico abrazo
osuno.
Aquí no calienta el
sol
y la lluvia ya no
cae,
ni el amanecer me
trae
la risa en un
arrebol.
Lo cierto es que
aquí te extraño…
…y este silencio
hace daño.
~
Por Carmen Teresa
Macareño
~
Este silencio, blanco, ilimitado,
este silencio del mar tranquilo, inmóvil.
Eliseo Diego
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