Silencio, cuando llegues hasta mí
que sea tramándome inquietudes tales,
como un tejido entre unos labios cuales
la férrea hiedra y su muralla, así.
Chasquido etéreo que ha de nacer de ti
y de unas bocas, eternas comensales,
que se compelen danzando en espirales
partiendo el mundo en un no se y aquí.
Y si es en solitario mi silencio
que él logre percibirlo le sentencio.
Que vuele hasta su sienes mi caricia
sirviéndome del viento y su pericia.
Dejándole al dormir sobre su almohada
los ruidos de esta insomne madrugada.
En las venturas de amor, dice el que más calla.
Pedro Calderón De la Barca
Pedro Calderón De la Barca
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