A pocos dales tu voz
si prestas tu oído a todos,
niégale al descuido modos
e inunda espacios de vos.
Vuélvete lobo feroz
para cazar buena vibra,
sácale el jugo y la fibra
al pan de cada te quiero,
se tu mismo el alfarero
de la paz que te equilibra.
Es preferible fiarse del hombre equivocado a menudo, que de quien no duda nunca. Francis Scott Fitzgerald
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