De esos ojitos llorosos que gritaban:
-¡Mamá no me dejes aquí! -
aquel primer día en el kinder...
no queda más que el mal sabor de boca de sentir que me moría (contigo) al dejarte allí; creciendo, haciéndote fuerte. Aprendiendo a conocer la esencia de la palabra responsabilidad.
Hoy llevo el dulce sabor de tu victoria, hijo mío. En esa marcha triunfal la orquesta grita tu nombre con vivas y grita el mío, y el de tu papá y tus dos hermanos. El de la abuela Jeannette que además de amor incondicional, cuidaba tu ortografía. También gritaba el nombre con vivas de tu tía Misa quien te enseñó a leer y escribir y preparaba con esmero tus exposiciones. Y vivas para tu tia madrina, Mariantonia y el de tu bisabuela Carmen y tus nonnos.... y el de todos tus tíos y primos.
Este es otro gran momento para renovar las ganas. Para mirar hacia atrás y admirar lo que hemos logrado juntos. Convencidos de que el camino, apenas se está iniciando.
Mi orgullo es tu felicidad y la de tus hermanos. Mi sueño es verlos dichosos haciendo lo que los llene y los impulse a seguir creciendo como seres humanos.
"-¡Forever and ever, ALELUYA, ALELUYA!"
Valencia, Agosto 13, 2014
Enhorabuena! Es cosa linda ver crecer a un hijo. Como a un árbol que eleva el tronco, abre sus ramas, florece, da frutos. Te felicito.
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