lunes, septiembre 30, 2013

LLOVIZNA DE LA TARDE AQUELLA…

Lluéveme los besos que dijiste, 
dime dónde y cuándo 
podemos llevar a cabo la ceremonia
sin formas ni rígidas agendas.

Volvería a mojarme por ti, 
correteando entre carpas 
y libreras mariposas, 
buscando una guarida en tu donde.

Recordaremos la tarde aquella 
en que cómplice, 
la lluvia de tanto mojarnos 
nos secó el hastío.

El pretexto de un libro, 
la fiesta de una feria 
o el texto contenido 
en cúmulos de letras 
que nos dicen tanto.

Vuelve la tarde a enseñarnos sus dientes de lluvia, 
mientras pongo sobre ella –imaginándote- las manos y los ojos…

Y siento que me lleno de una inefable luz. Preludio de un encuentro.
Esta llovizna empapa tus mejillas, 
no llevo paraguas, 
no lo uses tú.
Por Jesús Peñalver
~
En el feudo del alma habrá lluvia de cielos. 
Lluéveme tal como soy...
Carmen Teresa Macareño
@);-,'---

2 comentarios:

  1. Después de la llovizna...

    Alabado el espacio que me has dado,
    un jardín para mí que ha florecido...
    un lugar como nunca había tenido,
    donde encuentra el verso su mejor lado!!!

    Si verso alguno ahora cultivado,
    el dulce gesto para él ha sido...
    así, no más, juglar comprometido,
    con el glorioso numen admirado!

    Y más allá del viento y de la brizna,
    no solo besos lleva la llovizna,
    al momento aquel, más apetecido...

    en que dos lluvias al juntarse mojan,
    dos almas, cuatro labios se sonrojan,
    y un verso que en su nido protegido.

    Los Caobos, último día de setiembre de 2013




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    Respuestas

    1. Como llovizna, muy suave, así leve
      para arrullar del árbol su conciencia,
      más allá de sus hojas en su esencia
      donde cobra el color magno relieve.

      Así surge la magia que se atreve
      a extinguir la distancia y su eminencia,
      porque el cielo y la tierra en su apetencia
      logran ser uno solo mientras llueve.

      Una vez agotada aquella magia
      un cortejo de aves se contagia
      y replica en su voz cuando se escampa, 

      jugando a extender la dulce estampa
      o quizás festejando ese amor puro
      que se esboza en verano y a futuro.

      Por Carmen Teresa Macareño
      (cuando octubre se inaugura)

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