lunes, enero 07, 2013

~ Génesis y Apocalipsis ~


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Suerte de canibalismo
el del hombre y su mujer,
cuando les da por raer
sus carnes con erotismo.

De un divino verbalismo
surge un recital de besos,
dándose así hasta los huesos
en la única guerra justa
donde el amor es la fusta
que los desfallece apresos.

La humedad haciendo ruidos
que te hostigan cuando inhalas, 
y que te alientan si exhalas
a continuar confluidos.

Estrujones y gemidos
entre dos mares revueltos,  
azogados y resueltos
a naufragar y morir
sin quererse resistir
han de zozobrar envueltos.

por Carmen Teresa Macareño


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El sexo aplaca las tensiones. El amor las provoca.
 Woody Allen

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