por Luis Paz Esquivel
Hasta mi sueño llegaste
tal parece que la puerta,
del tiempo se quedó abierta
y en un suspiro pasaste,
no se como te enteraste
que yo anhelaba el encuentro,
ni como incendiaste el centro
del beso donde te hallé,
creo que cuando cerré
los ojos ya estabas dentro.
Bajo la llovizna oscura
de tu pelo me escondí,
y en tus ojos me bebí
la canción de la ternura,
me abandoné a la aventura
que todo un sueño respalda,
y descendí por la falda
mas dulce de mi embeleso,
descubriendo beso a beso
los desvelos de tu espalda.
Seguí en un peregrinaje
de muslos y pantorrillas,
¡ Qué incendio de maravillas
nos fue acercando en el viaje!
Frente a mí se abrió un paisaje
blando de húmedas pasiones,
y un desfile de pregones
en el mas hondo retiro,
fue amarrando en un suspiro
todas las palpitaciones.
Quede como en suspensión
y en un espasmo pequeño,
la telaraña del sueño
se me rompió de un tirón,
descubrí la habitación
injustamente vacía,
y vi como la alegría
del sueño se me fugaba
por donde mismo pasaba
el primer rayo del día.
Dios no te hubiera dado la capacidad de soñar sin darte también la posibilidad de convertir tus sueños en realidad.
Hector Tassinari
No hay comentarios:
Publicar un comentario