jueves, septiembre 26, 2013

La pensadora

Irremisible, pero indefectiblemente;  cada mañana, llenaba su macuto con un rimero de susurros internos, 
(de esos que algunos llaman memoria a corto plazo y que se va extendiendo día a día hasta volverse larga, muy larga)…
Así, de ellos, de esos susurros;  engordaba su morral para salir a la calle.   El espacio exterior se había convertido en algo tan parecido a un territorio inhóspito y aterrador;  tal y como lo reportan los últimos veinte años de noticieros. 

Así ella supone y se arma para hacer frente a cada especie “humana” que aceche y le aseche en alguna esquina.   Entonces, era como prepararse para una guerra... Una guerra a vida.. Habida y ávida de ser vivida.

En los pies llevaba siempre zapatos con plomo para no escapar a la nubes, de donde "la rescata" alguna realidad con la que tropieza a menudo.

En algún bolsillo del macuto lleva una cantimplora repleta hasta la boca, de besos para el camino.  
A veces, en días de mucha sed y ansiedad;  regresa a su morada con la cantimplora vacía (es una chica muy romántica).

En sus oídos siempre lleva las voces de  Cortázar, Andrés Eloy, Mozart y Sabina.   He leído en algunos de sus graffitis que los cuatro son una misma especie extraterrestre.   Leí,  que con diez de ellos respirando en el mundo, tendríamos a 50 amazonas depurando tanta pendejada del ambiente y haciendo al mundo más vivible.

Entre los dientes, lleva su mejor arma: ellos, sus dientes.  -¡Si la ves reír, te derrites!- Así dicen los ancianos de la jungla, perdón de la calle, cuando la ven pasar.

Ella siempre lleva lentes oscuros, y logra pescar las miradas conformistas de otras especies, que si bien no la atacan, en acción, lo hacen en moción; incomodándole en su timidez.

Así también lleva una valija vacía, para traer de vuelta las vivencias o lo sueños que recogió en el camino.

Normalmente esa valija es trasegada al baúl de los susurros internos, y ya está buscando que hacer con tantas voces.   Últimamente ha pensado en hacer una coral para reunirlas a todas y hacer algo más edificante con ellas.

A medida que pasa el tiempo, está menos clara en qué puede hacer con todo ese arsenal de números, fechas, cifras, aromas, sensaciones, canciones, imágenes y texturas… Por ahora siguen allí en el macuto, a su espalda… como guardándola, como siguiéndola, como su sombra.

Por la pensadora,
escribe: Carmen Teresa Macareño Aisse, un 
26 de septiembre en San Diego, Valencia, (la de Carabobo).



2 comentarios:

  1. Será por esa razón que se dobla mi espalda: se carga de susurros internos y de voces, que te cuentan, sin querer o queriendo, de sus vidas. De sus pequeñas y grandes alternativas, vicisitudes, vivencias. ?Qué poder tienen esas palabras, así dichas al pasar, que consiguen que mi espalda se doble con los años? Son ellas, las palabras, las manos pesadas del puño de los otros, quienes arrancan la piel, los tendones y finalmente las vértebras, antes ordenadas como una escalera al cielo. Las palabras, a quienes he rogado por caricias, han preferido la azada y hecho surcos en mi carne y retorcido la espalda. ?Son palabras sordas, ajenas, con la terrible obsesión de arar mi alma? O por el contrario, son palabras que vienen a mi, enviadas por los dioses de la gente, para poner mi resistencia a dura prueba. Sólo tengo preguntas. Las respuestas vendrán, si existe la compasión, al tiempo de andar por el camino. Las arrancaré de los árboles, cual frutos, cuando maduren y me envuelvan en su perfume y su sábana blanca, para decirme al oído: ya está, ya no busques ni te preguntes, que aquí están todas las respuestas. Yo no se si existe ese lugar. Ni cómo es su nombre. Ni se tampoco si es consuelo imaginado o desvarío.

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    1. No importa cuántas sean, de dónde vengan o si te pertenecen.... El acierto al oírlas, serán tan solo tus sonrisas. Escucharlas será tu sabia decisión. Tú, como yo, las voces... Presta atención, limpia el cristal. Si somos exploradores...

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