Si porque a tus plantas ruedo
como un ilota rendido
y una mirada te pido
con temor, casi con miedo;
si porque ante ti me quedo
extático de emoción,
sintiendo que el corazón
se va en mi pecho a romper,
piensas que siempre he de ser
esclavo de mi pasión.
Te equivocas, te equivocas,
-fresco y fragante capullo-
yo quebrantaré tu orgullo
como el minero las rocas.
Si a la lucha me provocas,
dispuesto estoy a luchar:
tú eres espuma, yo, mar
que en sus cóleras confía.
¿Me haces llorar? Algún día
yo también te haré llorar.
Te haré llorar; y después
de que tú también rendida,
me ofrezcas toda tu vida
perdón pidiendo, a mis pies,
como mi cólera es
formidable en sus accesos,
sabes tú lo que haré en esos
instantes de indignación?
-Arrancarte el corazón
para... comérmelo a besos.
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