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Que veinte años no son nada
y hoy para mí lo son todo,
en mis versos acomodo
tu luz, mi niña adorada.
Qué los sueños en tu almohada
se colmen de bendiciones,
para que los corazones
que propicien tu bondad
llenos de autenticidad
sean pues tus nobles bastiones.
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…Y que Dios bendiga siempre,
“mis cuatro kilos doscientos”
Te ama,
Tu mamá linda
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