Me enamoré del cajero

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De su corbata ceñida 
al gusto del director, 
de su tono encantador 
al decirme "bienvenida". 
De su mirada atrevida 
mientras que mi turno espero, 
y su peculiar esmero 
al atender al cliente, 
no lo niego es evidente: 
me enamora ese cajero. 
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Lo nuestro es amor de un rato: 
mercantil e interesado, 
un intercambio signado 
por dinero y un formato. 
Nombres en anonimato
por ser amor pasajero, 
mientras mi recibo espero
disfruto sus atributos, 
aunque por cinco minutos: 
me enamoré del cajero. 
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Por Carmen Teresa Macareño

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"Mi amor, dices que no hay amor a menos que dure para siempre. 
Tonterías, hay episodios mucho mejores que la obra entera.   
William Butler Yeats