jueves, junio 28, 2012

A mi querida Inge Meyer




El cielo estaba gritando
con más fuerza y nueva luz, 
y yo sin saber que tus 
huellas estabas dejando.
Me he quedado aquí llorando 
tu partida hacia una estrella, 
te pienso cómoda en ella 
con tu taza de café, 
y nosotros con la fe 
que serás la luz más bella.

Desde este hogar temporal 
que bautizamos la vida, 
aun te llevo aquí prendida 
fuerte, muy noble y leal. 
Cenizas sabor a sal 
endulza el mar a tu paso, 
los peces hacen un lazo 
con los mangles que harán cuna 
y albergarán la fortuna 
de servirte de regazo.

“Lo que una vez disfrutamos, nunca lo perdemos. Todo lo que amamos
profundamente se convierte en parte de nosotros mismos.”

Helen Keller



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