He prometido no hacerte
dibujos en muchos años,
tus rostros son travesaños
que me anticipan la muerte.
Esta manera de verte
no tiene que ser tan mía,
si por esa luz que un día
se volvió casta y copiosa
tengo un recuerdo hecho rosa
marchito de lejanía.
No vuelvas, aún no he podido
remendar todos los besos
que como duendes traviesos
me han condenado al olvido.
El abrazo que te cuido,
sobrevivirá su infancia,
quédate así en la fragancia
de lo poco que te dí:
no puede volver a mí
lo que no tiene distancia.
Si te amenazan las horas,
si el silencio te da un grito,
si la ausencia rompe el mito
del regreso, si hay demoras
largas y devoradoras
conclusiones de antemano:
no cambies el ser humano
que adentro te acaricié:
lo que a veces no se ve
es lo que está más cercano.
Recuérdame cuando quieras
parecerte a un sueño mío,
aunque yo pase con frío
noches y noches enteras.
Pero eso si, no te mueras
de lo que yo no comprendo,
porque cualquier día -oliendo
a cicatriz sin rencor-
alguien nos dará el amor
que nos estamos debiendo.
Por Luis Paz Esquivel
"La soledad es muy hermosa... cuando se tiene alguien a quien decírselo."
Gustavo Adolfo Bécquer
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