Sueños en mecedora

Entre recuerdo y bostezos
ella se teje un destello,
y en los surcos de su cuello
diez decenios lleva opresos.
En sus ojos van impresos
sus deseos y añoranzas,
sus ganas sus esperanzas
de postergarse la hora
con sueños en mecedora
de continuar sus labranzas.


Su delantal de deseos
cobija su bajo vientre,
y alza una mirada entre
aguinaldos y gorjeos.
Se escurren en llorisqueos
las horas en su ventana,
vuelve a renovar la anciana
su deseo en navidad:
Qué el buen Dios de la verdad
le regale otra mañana.

Y el ribete luminoso

que serpenteaba en el cielo,

hace realidad su anhelo

como un regalo amoroso.

Es sin duda el más hermoso

que alguien tener quisiera,

convirtiendo una quimera

en la más bella ilusión,

y corona al corazón

con su nívea cabellera.

(Dedicado a mi abuela Carmen Elena)

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