Sabe a durazno desde su aterciopelada piel, cuando acariciamos los cachetitos de un bebé recién nacido. Y también a dulce de leche, cuando logramos descubrir el suave aliento tras su pequeño bostezo.
Sabe a chocolante, gelatina y mermelada de guayaba, cuando desciframos por lo menos uno de los quintillones de por qué, que saltan desesperados en los ojitos de los más pequeños.
La vida tiene un sabor a vodka de mandarina, cuando fascinada me veo retratada en la mirada de nuestros guerreros adolescentes y jóvenes.
También saben a piña y a manjar de mango, cuando mi abuela pasa revista, cual médico de cabecera para asegurarse (ella), de que toda “su tropa” está bajo control.
Otras tantas veces, el sabor de mi vida suele ser muy amargo como el jengibre, cuando arranca de mi lado; amores inolvidables, sin compasión, ni vergüenza.
Ella también sabe a tamarindo, cuando enfrentas barreras que aparentan ser indestructibles y que a veces te obligan a desviar la ruta, mientras trazas nuevas estrategias para llegar a la meta.
La vida sabe a cafecito recién colao, cuando logras con tu esfuerzo y tu empeño, aquello que te prometiste realizar y por el cual enfocaste toda tu energía, hasta conseguirlo.
La vida sabe a sancocho los domingos a medio día, y también saben a pizza y hamburguesa en una tarde de cine.
Mi vida sabe a Naiguatá y “ceviche de langosta”; un sábado de playa, lejos de los DEBES y los TIENES.
Sabe a chocolante, gelatina y mermelada de guayaba, cuando desciframos por lo menos uno de los quintillones de por qué, que saltan desesperados en los ojitos de los más pequeños.
La vida tiene un sabor a vodka de mandarina, cuando fascinada me veo retratada en la mirada de nuestros guerreros adolescentes y jóvenes.
También saben a piña y a manjar de mango, cuando mi abuela pasa revista, cual médico de cabecera para asegurarse (ella), de que toda “su tropa” está bajo control.
Otras tantas veces, el sabor de mi vida suele ser muy amargo como el jengibre, cuando arranca de mi lado; amores inolvidables, sin compasión, ni vergüenza.
Ella también sabe a tamarindo, cuando enfrentas barreras que aparentan ser indestructibles y que a veces te obligan a desviar la ruta, mientras trazas nuevas estrategias para llegar a la meta.
La vida sabe a cafecito recién colao, cuando logras con tu esfuerzo y tu empeño, aquello que te prometiste realizar y por el cual enfocaste toda tu energía, hasta conseguirlo.
La vida sabe a sancocho los domingos a medio día, y también saben a pizza y hamburguesa en una tarde de cine.
Mi vida sabe a Naiguatá y “ceviche de langosta”; un sábado de playa, lejos de los DEBES y los TIENES.
La vida sabe a arepita con natilla y cachapa con queso de mano, cuando lejos te encuentras de Venezuela y logras aterrizar en ella por unas horas, por unos dias.
Cuando logramos reunirnos todos y compartir un rato de chistes, anécdotas y hasta kareoke, entonces la vida me sabe a Tequila, Cerveza y vino.
Mi vida sabe a dulce de lechoza, cuando empalagas mis labios con tus besos de amor que me embrujan y me fascinan.
Son muchísimos los sabores que tiene mi vida….y hay mucha vida en mil sabores que esperan ser descubiertos…. No se me apagan las ganas de degustar cada momento, cada compañía. Saborea la vida desde el primer bocado. Date un gustazo de por vida!!
Cuando logramos reunirnos todos y compartir un rato de chistes, anécdotas y hasta kareoke, entonces la vida me sabe a Tequila, Cerveza y vino.
Mi vida sabe a dulce de lechoza, cuando empalagas mis labios con tus besos de amor que me embrujan y me fascinan.
Son muchísimos los sabores que tiene mi vida….y hay mucha vida en mil sabores que esperan ser descubiertos…. No se me apagan las ganas de degustar cada momento, cada compañía. Saborea la vida desde el primer bocado. Date un gustazo de por vida!!
me agradó el detallado sabor que le brindas a la vida ...
ResponderEliminarEso de los DEBES y los TIENES mo sono familiar...
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