Con su infantil picardía
va recortando los pasos,
y se avalancha a los brazos
del coautor de su alegría.
Apela a la plusvalía
de algun pacto con las hadas,
entre chiste y carcajadas
hacen fiesta padre e hijo,
mientras funge de cobijo
"El ardid de sus miradas"
.
Quienes comparten nuestra niñez, nunca parecen crecer. Graham Greene
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