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"El mar que es agua pura ante los peces…”
también puede saciar la sed humana,
aquella, te consume y te desgana:
la sed de los abrazos que apeteces.
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A sus olas, sus brazos perteneces
lo mismo que el rumor a una fontana,
puede leer en nuestra alma gitana
aciertos, glorias, dudas y reveses.
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¿Quién dice más de lo que el mar nos dice?
¿Quién le priva a su piel tan mansos rezos?
¿No ves que de salitre son sus besos
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lo mismo que tu beso más amado?
Todas las penas él las ha enjugado
¡¡Oh mar, qué tantos deseos satisfice!!
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Por Carmen Teresa Macareño Aisse
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Inspirada en el poema “El reposo del fuego”
de José Emilio Pacheco
Y las palabras del señor Jesús Peñalver
“Nada nos dice más de lo que el mar nos dice"
Sólo una mujer, te envuelve en su piel como te envuelve el mar. Te sumerges, flotas, como en el útero, como en la ingravidez, como en el perfume. La piel de una mujer, cuando se cimbra el amor, te lleva a esa profundidad misteriosa que descubres y no comprendes. Pero, para qué comprender? Para qué preguntarse, si en la entrega está el placer? Me zambullo y no pienso.
ResponderEliminarPensar es mermar... es justificar... es desenfocar... Sentir es dejar hablar a lo importante, a lo trascendente...
ResponderEliminarAl amor.
El mar es cuerpo de Dios y de Diosa... Es la forma deliciosa de en él te sientas dos.