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Yo quise ser verseadora
y aún lo sigo queriendo,
para cantarle al estruendo
de la anaranjada aurora.
Y quise ser portadora
de un yo puedo y su presente,
y poblar un continente
de musicales caminos
que en rosales paladinos
perfume con su corriente.
.
Yo quise ser verseadora
y sigo buscando el modo,
porque en décimas me acodo
cuando la noche decora.
Y se esparce seductora
la luna en su regia plata,
que en sus confines delata
su imponente principado,
mientras desbordan a un lado
estrellas en cabalgata.
.
Yo quise ser verseadora
y aún lo sigo intentando,
mientras la lluvia va al mando
con vida propia y sonora.
Un ánfora tentadora
colmada de esencia grata,
guarda en ella serenata
de un cristofué y un gorrión,
la tierra se moja al son
de su rica catarata.
.
Yo quise ser verseadora
para hacer del alborozo,
el pretexto cadencioso
de una niña soñadora.
Y hacerme la celadora
de su sueño irreverente,
que siempre espera al poniente
con su majestuosa sombra,
para usarla como alfombra
y así descalzar su mente.
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Dios mío, ¡cuántas cosas le diría si supiera escribir!
Ramón De Campoamor
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