Enigmáticos conjuros
celestiales y divinos,
que se muestran anodinos
en sus colores mas puros.
Un degradè de futuros
lloverá de hermosos cielos,
para moldear los anhelos
(si los sabemos pedir),
un complot ha de ocurrir
para emprender nuestros vuelos.
Sólo hay una fuerza motriz: el deseo. Aristòteles