Y avanzamos en el juego
de caricias y de besos
incitantes y traviesos,
sin lugar para el sosiego.
A mi carcelero entrego
la voluntad y fantasia,
la voluntad y fantasia,
convertida en ambrosía
de te quieros y de abrazos,
Y en minutos y a pedazos
me como su anatomía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario