Sin puntería ni empeño
atina hiriendo de muerte,
a un corazón que no advierte
lo que es real de un ensueño.
Tan letal como risueño
burla tu contramedida,
pues su objetivo es tu vida:
penetrarla y poseerla,
con besos nácar de perla
como una bala perdida.
Si es amor, no manda nadie....
atina hiriendo de muerte,
a un corazón que no advierte
lo que es real de un ensueño.
Tan letal como risueño
burla tu contramedida,
pues su objetivo es tu vida:
penetrarla y poseerla,
con besos nácar de perla
como una bala perdida.
Si es amor, no manda nadie....
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